jueves, 22 de febrero de 2018

La Importancia de Entender

Muchas veces se habla de recordar. Intentamos por todos los medios que hechos tan importantes en la Historia, para bien o para mal, no caigan en el olvido,para que las futuras generaciones sepan como fueron, y así evitar que el pasado se repita. Esta imagen, que supongo que a la mayoría de la gente le será más que conocida, simboliza quizás el capítulo más oscuro de la humanidad, una época dominada por el exterminio y sus posteriores consecuencias, para todos. Fueron millones las almas que perecieron en los más endiablados "métodos" de la muerte, y otras muchas más quienes, a pesar de sobrevivir, la desgracia los marcaría por siempre.

Sí, hablo del Holocausto, el genocidio perpetrado por la Alemania Nazi y, también, por un gran número de colaboradores en todo el continente europeo, ya fueran Estados o comunidades enteras. Normalmente se usa el término Shoa para referirse en particular a la parte de las víctimas judía, pero el objetivo de Adolf Hitler, el principal artífice de todo este sistema sanguinario y enfermo, se extendía a gitanos, comunistas, homosexuales, discapacitados...Su misión, en sus propias palabras, era construir una sociedad "Aria", "limpia" de todo aquello que consideraba nocivo por ella. Durante años existieron los campos de concentración, lugares que hacían de mataderos de personas, auténticos infiernos desplegados por buena parte de la geografía europea. Quienes eran allí enviados, sin idea de cual iba a ser su destino final, esperanzaban que se trataban de campos de trabajo y que, tarde o temprano, aquello terminaría, no podía seguir adelante. Recuerdo con bastante claridad la escena de cierta película, en donde decenas de personas, desprovistas de toda ropa, eran encerradas en un cuarto que, en realidad, se trataba de una cámara de gas. Se oían sus gritos, sus súplicas de desesperación por salir a la vida, hasta que, tras un tiempo, todo se volvía en silencio.

Cuantos niños no pudieron ver hechos sus sueños, cuantos padres perdieron a sus hijo en no pocas ocasiones frente a sus ojos, cuantas familias desaparecieron en los albores de la muerte...Los experimentos a personas, utilizar la ciencia para el Mal, fueron comunes y prueban hasta que nivel de aberración se llegó. Aún hoy muchos no son conscientes de la magnitud del Holocausto, ya sea por desinformación o, peor todavía, simpatía. Por supuesto, recordar es esencial, pero junto a esta palabra hay otra igual de imprescindible: entender. Comprender sus antecedentes, su desarrollo, y su repercusión. No acogerse a conmovedores frases o elocuentes discursos para explicar aquello, pues no basta. No solo es cuestión del peublo alemán reconocer sus pecados, como más de una vez se sentencia. Todos, sin excepción, tenemos que "estudiar" a fondo el tema, para entenderlo tal y como es. Evitar trivializarlo o, incluso, tratarlo como "algo más" que la historia nos ha dado. Fue una tragedia a todos los niveles, un intento de acabar con parte de la raza humana por "ser diferente", sin diferenciar edades ni condiciones. Fue de hecho famoso cuando tropas americanas liberaron uno de esos campos. Montañas de cadáveres demacrados se apilaban por todos lados, dando cara al peor horror. Eisenhower, , uno de los generales ahí presentes y quien posteriormente se convertiría en presidente de los Estados Unidos, ordenaría a sus subordinados documentarlo todo, hasta el último detalle. Así el mundo sabría lo que ocurrió y nadie podría desmentirlo.
Por desgracia la realidad es otra. No solo hay quienes se atreven a negarlo sino que incluso lo exaltan y defienden continuarlo. Las marchas neonazis no son poco frecuentes ni tampoco la xenofobia que dejan entrever cada vez más líderes políticos. Algunos discursos recuerdan, con escalofríos, los mensajes que hace 80 años estaban tan de moda. Ni que decir de los intentos oficiales por borrar la memoria, como últimamente el gobierno polaco está haciendo para exculpar a su nación de la tragedia, a pesar de estar sobradamente corroborado lo contrario. Pero incluso muchas veces uno percibe en su ambiente el poco respeto que se tiene al asunto, llegando a bromear con descaro sobre el asesinato de millones de personas. Quizás sea algo más personal pero pienso que el humor tiene sus límites y temas como el Holocausto no se deberían ni tocar. Solo hablando o escuchando a supervivientes se puede concebir una idea de lo que aquello significó. Pero, a medida que transcurren los años y mueren más y más testigos, la conciencia del Holocausto se tambalea y el peligro que ello conlleva es mayor de lo imaginable.
Ahí entra el concepto entender. Una mayor educación del Holocausto resulta fundamental para evitar males mayores, tales como su negación o su apoyo. Conferencias, lecciones sobre el tema y una mayor severidad ante cualquier mofa o intento de trivializar los hechos ayudaran para construir una sociedad mejor y más comprometida con el otro. En nuestras manos está aplicar lo leído para que, nunca más,  vuelva a suceder. Que así sea con la Ayuda de D-os, Amen.

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